Nuevo Uzbekistán: de las reformas constitucionales a la estabilidad constitucional

Año 2025 – año de aniversarios
El año 2025 está marcado por numerosas fechas conmemorativas y aniversarios significativos. Resulta particularmente notable que este año se celebra el 80.º aniversario de las Naciones Unidas y el 50.º aniversario del Acta de Helsinki de la CSCE. En la 80.ª sesión jubilar de la Asamblea General, la comunidad internacional volvió a confirmar la necesidad de transformar el funcionamiento de la ONU: identificar oportunidades para aumentar su eficacia, revisar el orden de implementación de los mandatos y estudiar posibles cambios estructurales y la reconfiguración de sus programas.
En 2025, la comunidad mundial celebra el 60.º aniversario de la adopción del primer tratado jurídicamente vinculante en materia de derechos humanos – la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial – así como el 30.º aniversario de la Plataforma y el Programa de Acción de Beijing sobre la mujer, que dieron inicio a la dimensión de género en la vida pública y política contemporánea.
Los derechos humanos son un indicador del progreso de la civilización moderna. Lamentablemente, las crisis socioeconómicas, las guerras arancelarias, los cambios climáticos y los desafíos relacionados con la seguridad alimentaria dejan su huella en las cuestiones de derechos humanos y en la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Hoy, el Nuevo Uzbekistán avanza con firmeza por el camino de reformas democráticas irreversibles, implementa una política exterior pragmática, mantiene un diálogo abierto y activo con la comunidad internacional y lleva a cabo amplias reformas para reforzar las garantías de protección de los derechos y libertades humanas.
Siglo XXI: el mapa constitucional del mundo
Vivimos en un mundo de constituciones que se forman en un contexto de rápidas transformaciones y se caracterizan por una gran diversidad. Hoy en día, las constituciones contribuyen a conformar la identidad nacional, mitigar desacuerdos sociales, adaptar la vida humana a la interacción con las máquinas y la inteligencia artificial, así como enfrentar crisis naturales y tecnológicas.
El primer cuarto del siglo XXI ha sido un periodo de intensas reformas constitucionales y renovaciones constitucionales en todo el mundo. Presentemos algunas cifras: en el siglo XXI se han adoptado unas 60 nuevas constituciones en diversos países; los parlamentos han examinado más de 750 enmiendas constitucionales. Prácticamente no queda en el mundo ninguna constitución que no haya experimentado modificaciones. En una palabra, las constituciones modernas buscan ajustarse a las exigencias de la globalización y del desarrollo nacional.
En efecto, la posibilidad de introducir enmiendas es una característica fundamental de todas las constituciones escritas. Una de las peculiaridades de las reformas constitucionales es el fortalecimiento de la identidad constitucional nacional mediante la consagración de valores fundamentales, especialmente la soberanía estatal, la integridad territorial, la familia y la infancia.
La intensa dinámica constitucional global exige inevitablemente recurrir a los fundamentos de las transformaciones constitucionales, lo que a su vez requiere una reflexión teórica sobre el constitucionalismo, o dicho de otro modo, sobre la comprensión contemporánea del derecho constitucional.
Comprender la Constitución implica su aplicación real, es decir, una “Constitución en acción”. El objetivo principal es construir un Estado constitucional.
El desarrollo de la constitución, en general, siempre corresponde a las etapas clave del desarrollo de la sociedad y del Estado.
Abarcando prácticamente todas las esferas de la vida estatal y social, la Constitución define la regulación normativa más general. Más que otras leyes, incluidos los códigos, la Constitución se dirige a la sociedad en su conjunto, a los distintos grupos sociales y al individuo-ciudadano.
El estudio de los cambios constitucionales en el mundo permite observar una característica común: la necesidad de adaptar la Ley Fundamental del Estado a las exigencias de la contemporaneidad y su capacidad para responder a los desafíos emergentes.
Siglo XXI: tendencias del desarrollo constitucional global
Al responder a los desafíos del mundo globalizado en diversos ámbitos de regulación constitucional, inevitablemente volvemos a la cuestión general de la comprensión del derecho, especialmente del derecho constitucional. La esencia de los cambios que tienen lugar en las estructuras socioeconómicas y en la vida sociopolítica de cada país se refleja, de una forma u otra, en la evolución de la legislación constitucional.
Las tendencias prioritarias del desarrollo constitucional contemporáneo en el mundo pueden resumirse como sigue:
• carácter integral de las reformas constitucionales, que abarcan las esferas política, económica, social, cultural y humanitaria, así como la interrelación entre las reformas constitucionales y los procesos de modernización;
• ampliación del ámbito de regulación constitucional, reforma del mecanismo de administración pública y cambio de la forma de gobierno;
• desarrollo del espacio constitucional, fortalecimiento de la soberanía jurídica y definición de la identidad constitucional del Estado;
• ampliación del catálogo de derechos y libertades constitucionales y refuerzo de la protección judicial de los derechos humanos;
• ampliación de las competencias de la justicia constitucional, otorgando a los ciudadanos el derecho de acceso directo al Tribunal Constitucional;
• globalización de la creación normativa constitucional, consagrando principios y normas universalmente reconocidos del derecho internacional en las constituciones nacionales;
• ecologización del desarrollo constitucional y aplicación del principio de accesibilidad a una atención médica de calidad;
• consagración y desarrollo de los derechos digitales, institucionalización de la sociedad de la información y regulación jurídica de la ciberseguridad;
• internacionalización del desarrollo constitucional y mayor influencia de las normas del derecho internacional.
En el mundo moderno, la Constitución es uno de los factores clave para garantizar la estabilidad política y social del Estado, así como el desarrollo sostenible de la sociedad civil.
Las constituciones contemporáneas van más allá de la simple creación y regulación de relaciones entre instituciones del poder y de la definición de procesos procedimentales. Han pasado por un proceso de humanización, otorgando un papel central a las personas y los grupos sociales mediante la inclusión de declaraciones de derechos y libertades fundamentales como elementos esenciales de la constitución. El éxito de las reformas constitucionales depende, en gran medida, del apoyo que reciban de los distintos sectores de la sociedad.
Particularidades de la Constitución del Nuevo Uzbekistán
Las Naciones Unidas señalan que “la elaboración de una constitución es un proceso nacional soberano y que, para garantizar su éxito, debe ser dirigido e implementado por los propios países. No existe un modelo constitucional único, y la autoría nacional debe incluir la participación de las instituciones estatales, los partidos políticos, la sociedad civil y el público en general”.
La amplia participación del pueblo en el proceso de las recientes reformas constitucionales en Uzbekistán constituye precisamente la primera característica distintiva de dichas reformas. Los cambios se elaboraron tras un debate público abierto y libre, que garantizó una amplia participación social y discusiones sustanciales.
La segunda particularidad es el estatus constitucional de los órganos de protección de los derechos humanos. De acuerdo con los Principios de París y las recomendaciones de la Declaración y Programa de Acción de Viena, en Uzbekistán se han creado instituciones nacionales de derechos humanos.
Uzbekistán se convirtió en el cuarto país en el mundo (después de México, Marruecos y Egipto) en consagrar el estatus constitucional de sus instituciones nacionales de derechos humanos.
La tercera particularidad es el fortalecimiento de las garantías de protección efectiva de los derechos y libertades humanas. Como es sabido, la Declaración y el Programa de Acción de Viena recomendaron a todos los Estados adoptar planes nacionales de acción en materia de derechos humanos. Actualmente, en 80 países se han adoptado más de 150 planes o estrategias nacionales en esta esfera.
Desde 2020, Uzbekistán implementa la Estrategia Nacional de Derechos Humanos, que contemplaba, entre otros aspectos, la introducción de la institución de queja constitucional y la ampliación de los sujetos legitimados para plantear cuestiones ante el Tribunal Constitucional.
Actualmente se está elaborando una nueva Estrategia hasta 2030, cuyo eje prioritario será la protección de los derechos fundamentales conforme a las normas de la nueva Constitución.
La cuarta particularidad es la importancia de formar una cultura de conciencia constitucional entre la ciudadanía. En el marco del Programa Mundial de Educación en Derechos Humanos de la ONU, se están aplicando medidas en materia de educación sobre derechos humanos en los centros educativos.
No es casual que en el Sexto Congreso de la Conferencia Mundial de Tribunales Constitucionales, celebrado en Madrid en octubre de 2025, los participantes llamaran a la formación de una cultura de constitucionalismo en la que las decisiones judiciales se cumplan de buena fe y la crítica judicial se mantenga en un marco constructivo. La transparencia, la rendición de cuentas y el diálogo con las instituciones y la sociedad civil fortalecen —y no debilitan— la independencia del poder judicial.
30.º aniversario del Tribunal Constitucional de la República de Uzbekistán
Este año, el Tribunal Constitucional de la República de Uzbekistán celebra su trigésimo aniversario. Cabe señalar que ya en 1990, hace 35 años, se adoptó la primera ley sobre el control constitucional en Uzbekistán y se creó el Comité de Supervisión Constitucional.
A lo largo de su existencia, el Tribunal Constitucional ha formado una práctica de justicia constitucional. Al mismo tiempo, esta práctica está en constante evolución, lo que demuestra que el sistema jurídico no permanece inmóvil, sino que se desarrolla paralelamente a los procesos sociopolíticos e institucionales.
En el contexto del trigésimo aniversario del Tribunal Constitucional, es importante destacar las reformas introducidas en la Ley Constitucional “Sobre el Tribunal Constitucional”, cuyo fundamento se estableció en la reforma constitucional de 2023. Lo principal es que las enmiendas relativas al estatus del Tribunal Constitucional y a los aspectos procesales se basan en la experiencia nacional acumulada y en las mejores prácticas internacionales.
Como resultado de los cambios, el principio de agotamiento de los recursos internos se convirtió en la base del examen de admisibilidad de las quejas, según el cual, para que una queja sea aceptada, el solicitante debe haber agotado todos los mecanismos judiciales disponibles en el país. Aunque este requisito pudiera parecer restrictivo a primera vista, en realidad está orientado a mejorar la calidad del trabajo del órgano de control constitucional, garantizando el funcionamiento coherente de todo el sistema judicial y evitando la duplicación de funciones entre los tribunales.
Debe señalarse especialmente que en 2024 el Centro Nacional de Derechos Humanos presentó al Tribunal Constitucional una solicitud de interpretación del artículo 86 de la Ley Constitucional “Sobre el Tribunal Constitucional de la República de Uzbekistán”. El Tribunal aclaró que la “fecha de finalización del examen del caso” se entiende como el día en que se adopta el último documento judicial tras la revisión del caso.
Otro aspecto importante del estatus jurídico del Tribunal Constitucional es la ampliación de sus competencias, especialmente la posibilidad de emitir dictámenes sobre la conformidad con la Constitución de las cuestiones sometidas a referéndum nacional. Este derecho fue aplicado con éxito durante la reforma constitucional de 2023.
Basándonos en treinta años de actividad del Tribunal Constitucional, es completamente justo concluir que las fórmulas jurídicas consagradas en la Constitución no solo tienen un profundo significado jurídico, sino que también se encuentran en constante dinámica.
Aplicando e interpretando la Constitución, el Tribunal Constitucional revela no solo la “letra”, sino también el “espíritu” de sus disposiciones en cada nueva etapa de desarrollo, adaptándolas así a las transformaciones sociales.
El trigésimo aniversario constituye una etapa importante para hacer un balance intermedio del desarrollo de la justicia constitucional en el Nuevo Uzbekistán. El Tribunal Constitucional demuestra su compromiso con los principios jurídicos fundamentales de la Constitución, creando y fortaleciendo el fundamento legal para el desarrollo del país.
Akmal Saídov
Director del Centro Nacional
de la República de Uzbekistán
para los Derechos Humanos, académico