Asia Central en el umbral de una nueva era

(13 de noviembre de 2025)
Asia Central entra en una nueva etapa históricamente significativa de su desarrollo. Hoy avanzamos hacia una unidad real. Por primera vez en muchos años, en nuestra región se está formando un clima de confianza, buena vecindad y respeto mutuo, que se convierte en la base para un avance conjunto.
Este proceso no es espontáneo, sino el resultado de un trabajo deliberado y de la voluntad política de los líderes de los países, que han comprendido la comunidad de destino y el potencial del desarrollo conjunto. Al mismo tiempo, su avance exitoso es prueba de la amplia demanda de cooperación regional, respaldada por los pueblos de Asia Central.
Vemos que, a nivel estatal, se han creado las condiciones para llevar nuestra cooperación a una nueva etapa de consolidación regional. Ante nosotros se plantea una tarea estratégica: traducir los acuerdos alcanzados en resultados concretos y beneficios tangibles para los ciudadanos y las empresas. Asia Central debe convertirse en un espacio único de oportunidades, donde las decisiones se adopten no para generar documentos, sino para garantizar un desarrollo sostenible y mejorar la vida cotidiana de las personas en los países de la región.
Un símbolo claro de los cambios en curso han sido las Reuniones Consultivas de los Jefes de Estado de Asia Central, que en un período histórico relativamente corto se han transformado en un mecanismo eficaz de interacción regional y de diálogo de confianza. Se han consolidado como la principal plataforma para la elaboración de enfoques comunes sobre cuestiones estratégicas que afectan al presente y al futuro de Asia Central.
La próxima cumbre en Taskent marcará un nuevo e importante hito en el proceso centroasiático: nuestra construcción conjunta de una Asia Central estable, interconectada y próspera.
La reunión de los jefes de Estado en Taskent, como continuación del camino que hemos iniciado, debe confirmar el compromiso de nuestros países con el espíritu de entendimiento mutuo y asociación, y convertirse en un punto de inflexión para profundizar la cooperación regional.
La profunda transformación del orden mundial, las amenazas de fragmentación de la economía global y el agravamiento de los problemas del cambio climático, así como de la seguridad alimentaria y energética, han reforzado nuestro deseo de consolidación.
Todo ello exige de los países de Asia Central una cohesión aún mayor y acciones coordinadas. Por eso, el fortalecimiento de nuestra cooperación hoy no es solo un objetivo político, sino una necesidad estratégica. Asia Central se ha convertido en una zona de estabilidad y creación, en un ejemplo de cómo una amplia interconexión regional sirve de base sólida para el desarrollo sostenible y la seguridad.
Un punto de inflexión en la historia de la interacción regional fue el año 2017, cuando se inició el formato de las Reuniones Consultivas. Por primera vez en muchos años, los líderes de la región comenzaron un diálogo sistemático y regular sin mediación externa, lo que se convirtió en un símbolo de un nuevo pensamiento político: basado en la confianza, la apertura y la conciencia de los intereses comunes. Precisamente gracias a este diálogo fue posible resolver una serie de contradicciones arraigadas y pasar de la desconfianza a una cooperación real.
Uno de los logros más importantes de la nueva etapa de interacción regional ha sido la resolución definitiva de las cuestiones fronterizas. Lo que hace poco parecía imposible, hoy se ha hecho realidad. Las fronteras que antes nos dividían se han convertido en puentes de amistad y cooperación. Tiene un significado histórico la firma, en marzo de 2025, del Tratado sobre el punto de convergencia de las fronteras de tres Estados y de la Declaración de Juyand entre Uzbekistán, Kirguistán y Tayikistán. Este acontecimiento puede calificarse con pleno derecho de histórico.
Por primera vez en toda la historia de independencia de los países de la región, todo el perímetro de las fronteras mutuas ha sido jurídicamente delimitado, poniendo fin a una cuestión que durante décadas fue fuente de tensiones.
El Foro de la Paz de Ferganá, celebrado en octubre, se convirtió en una clara demostración del deseo mutuo de nuestros países de fortalecer la paz y la concordia en el valle de Ferganá, así como en un reflejo de los procesos constructivos que tienen lugar en Asia Central.
En el ámbito hídrico y energético, que antes era causa de agudas discrepancias y conflictos, también se están produciendo cambios positivos fundamentales. Un claro ejemplo de cooperación fraterna es el acuerdo entre Uzbekistán, Kazajistán y Kirguistán sobre la implementación conjunta del proyecto de la central hidroeléctrica Kambarata-1, que abre una nueva página en el uso conjunto de los recursos hídricos y energéticos de la región.
Un ejemplo de compromiso razonable ha sido el acuerdo entre Taskent y Biskek sobre el uso conjunto del manantial Chashma.
Avanza la cooperación en la construcción de las centrales hidroeléctricas de Yavan y Fandaryá en el río Zarafshán con la participación de Uzbekistán y Tayikistán; asimismo, se han alcanzado acuerdos entre Uzbekistán, Tayikistán y Kazajistán sobre un régimen coordinado de funcionamiento del embalse Bahri Tochik durante el período vegetativo.
Con Turkmenistán, en el marco de un acuerdo intergubernamental, se ha alcanzado un entendimiento sobre el uso racional de los recursos hídricos del Amu Daria, lo que mejorará la gestión conjunta del agua y reducirá al mismo tiempo el riesgo de problemas ambientales.
Todo ello configura un nuevo espíritu de asociación, basado en la confianza, el beneficio mutuo y un enfoque justo hacia los recursos compartidos. Estos proyectos crean nuevas oportunidades para apoyar la actividad económica de la población y fortalecer la seguridad energética de la región.
Paralelamente, se están produciendo cambios significativos en los procedimientos fronterizos y en los contactos humanitarios. Desde septiembre de 2023, los ciudadanos de Uzbekistán y Kirguistán pueden cruzar libremente la frontera utilizando documentos de identidad, lo que constituye un paso importante hacia la formación de una zona de libre circulación de personas. Se están elaborando acuerdos similares con Kazajistán y Tayikistán. Se amplían los vínculos interregionales, aumenta el volumen del comercio transfronterizo y se fortalecen los contactos humanitarios y culturales.
No menos importantes son los avances en la institucionalización de la cooperación. En este contexto, tuvo especial relevancia la quinta Reunión Consultiva celebrada en Dusambé en 2023.
En ella se decidió crear el Consejo de Coordinadores Nacionales como mecanismo permanente para la preparación y ejecución de los acuerdos de los jefes de Estado. La puesta en marcha de este mecanismo permitió dotar al formato de un carácter sistemático y garantizar la continuidad en la implementación de las iniciativas conjuntas. Asimismo, se ha establecido un diálogo interparlamentario y reuniones periódicas a nivel de secretarios de los Consejos de Seguridad.
El fortalecimiento adicional de la base jurídica y normativa se vio impulsado por la firma, tras la reunión de los líderes en Cholpon-Ata en 2022, del Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación para el Desarrollo de Asia Central en el Siglo XXI, que consolidó los principios de igualdad soberana, apoyo mutuo y responsabilidad compartida por el futuro de la región. En 2025, Tayikistán se sumó a este documento, lo que supuso un paso importante hacia el fortalecimiento de la unidad regional. Acogemos con satisfacción esta decisión y esperamos que en un futuro próximo todos los Estados de la región completen la firma del tratado, lo que permitirá consolidar definitivamente el espíritu de confianza mutua, buena vecindad y asociación estratégica en Asia Central.
En 2022, los jefes de Estado aprobaron también el Concepto de Interacción de los Estados de Asia Central en el marco de formatos multilaterales, que estableció los lineamientos de coordinación entre los países de la región en los foros internacionales, incluidos los formatos «Asia Central plus».
Un documento programático de gran importancia fue el Concepto de Desarrollo de la Cooperación Regional «Asia Central — 2040», adoptado en 2024 en la cumbre de Astaná. Este documento definió las prioridades a largo plazo de la cooperación orientada a garantizar la seguridad regional y el desarrollo de nuestros países.
De este modo, al construir la arquitectura de una interacción multifacética, hemos abierto enormes fuentes de crecimiento.
Gracias a los esfuerzos de los Estados, se está formando una nueva realidad económica regional. En los últimos ocho años, el PIB agregado de los países de Asia Central casi se ha multiplicado por dos y medio, alcanzando los 520.000 millones de dólares, y el volumen del comercio exterior se ha duplicado con creces, llegando a 253.000 millones de dólares. Al mismo tiempo, el comercio intrarregional se ha duplicado, alcanzando aproximadamente los 11.000 millones de dólares, y las inversiones mutuas se han multiplicado por 5,6. Si hablamos solo de nuestro país, el intercambio comercial de Uzbekistán con los países de la región se ha triplicado: de 2.400 millones de dólares en 2016 a 7.200 millones en 2024, y el número de empresas conjuntas ha superado las 1.800.
En el sector industrial, Asia Central muestra un crecimiento sostenido de alrededor del 6 % anual, el doble del promedio mundial. Este éxito está vinculado a la formación de nuevas formas de cooperación productiva: la creación de fondos de inversión conjuntos (incluidos los fondos uzbeko-kirguís, uzbeko-tayiko y kazajo-kirguís), así como la implementación de proyectos en la industria automotriz, la ingeniería eléctrica, la industria textil y la agricultura. Una herramienta clave de cooperación es el Plan de Acción para el Desarrollo de la Cooperación Industrial para el período 2025-2027, aprobado por los países de la región. Se desarrollan activamente zonas de comercio transfronterizo y centros internacionales de cooperación industrial, que impulsan el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas.
En el ámbito humanitario, durante estos años se han establecido vínculos sólidos entre las personas. Se han creado el Diálogo de Mujeres Líderes de Asia Central y la Plataforma Juvenil de la Región; desde 2022 se celebran foros de rectores y científicos; se han vuelto habituales los años culturales recíprocos, las exposiciones, los conciertos y los eventos deportivos.
Lo más importante es que nuestros pueblos hermanos sienten estos cambios positivos en su vida cotidiana. La apertura de nuevos pasos fronterizos, así como el lanzamiento de rutas aéreas, ferroviarias y de autobuses, ha permitido multiplicar el número de viajes mutuos y ampliar los vínculos culturales y humanitarios. La proporción del turismo intrarregional en los flujos turísticos totales de los países de la región ha superado el 80 %.
Lo que hace poco parecía un sueño —la libre circulación, el respeto mutuo, el sentimiento de cercanía y confianza— se está convirtiendo en realidad.
Gradualmente está surgiendo lo que puede denominarse una nueva identidad regional de Asia Central. Se basa en el reconocimiento de las diferencias existentes y, al mismo tiempo, en una profunda conciencia del parentesco histórico, la comunidad cultural y la interdependencia de los destinos de nuestros pueblos. Se forma un sentimiento de pertenencia a un espacio regional común, donde la vecindad no es un desafío, sino una oportunidad, y donde el éxito de uno se convierte en un logro compartido.
Precisamente este nuevo espíritu de confianza, entendimiento mutuo y futuro común constituye hoy el principal pilar para el fortalecimiento ulterior de la consolidación regional: el lanzamiento del proceso centroasiático de construcción conjunta de una Asia Central sostenible, interconectada y próspera.
Cabe señalar que cada Estado de Asia Central contribuye de manera tangible a garantizar la estabilidad y la prosperidad de nuestra región, dirigiendo sus esfuerzos al desarrollo económico, al fortalecimiento de la confianza y a la ampliación de la cooperación regional.
Kazajistán desarrolla activamente los corredores de transporte, moderniza los pasos fronterizos, elimina barreras comerciales e implementa proyectos de intercambio cultural y humanitario. Kirguistán y Tayikistán cooperan de forma constante en cuestiones relacionadas con el deshielo de los glaciares, ejecutan proyectos de modernización de los sistemas energéticos y de desarrollo de la conectividad del transporte. Turkmenistán promueve importantes iniciativas para fortalecer la paz y la confianza, ampliar el potencial de transporte y tránsito de la región, así como para la adopción de programas de la ONU sobre la cuenca del mar de Aral y tecnologías climáticas.
Nuestras acciones prácticas, nuestra responsabilidad por el futuro y nuestro compromiso con los principios de buena vecindad, amistad y beneficio mutuo han demostrado de manera convincente que la Nueva Asia Central elige el camino de la paz, el desarrollo sostenible y la asociación constructiva. En sentido figurado, no construimos muros, sino que tendemos puentes.
Gracias al progreso en la consolidación regional, Asia Central se ha afirmado hoy como un actor independiente y responsable de las relaciones internacionales, con una visión clara de sus intereses y de sus vías de desarrollo.
Los formatos de cooperación «Asia Central plus» se han convertido en un reflejo del creciente reconocimiento jurídico-internacional de la región y del reconocimiento de su papel como un importante centro de estabilidad y desarrollo.
Si antes la interacción con los socios externos se basaba principalmente en relaciones bilaterales, hoy los principales Estados y agrupaciones del mundo construyen sus relaciones con Asia Central como con un socio regional integral.
Esto eleva la cooperación de la región con otros actores a un nuevo nivel: cuando Asia Central dialoga con socios externos como un sujeto único de las relaciones internacionales, su voz suena más fuerte y con mayor seguridad. Nuestra posición se vuelve más sólida y podemos abordar de manera más eficaz las tareas de atracción de inversiones y de fortalecimiento de la cooperación en todas las áreas.
Nuestra apertura, previsibilidad y disposición al diálogo se han convertido en la base de una nueva percepción de Asia Central en la arena internacional.
Actualmente existen más de diez formatos «Asia Central plus» que conectan a la región con los principales Estados y agrupaciones del mundo. Solo en el presente año se celebraron las cumbres «AC-UE», «AC-China», «AC-Rusia» y «AC-EE. UU.», lo que confirma la creciente dinámica y la importancia estratégica de la región en la política global.
Cada vez más diálogos «Asia Central plus» se elevan al nivel de jefes de Estado, lo que evidencia el aumento de su relevancia práctica y de su peso político. En varios formatos se están creando grupos de trabajo y secretarías para desarrollar proyectos concretos en los ámbitos de la energía, el transporte, la economía verde y la digitalización.
El fortalecimiento de la estabilidad regional es imposible sin abordar las cuestiones relacionadas con Afganistán. Este país no es una periferia, sino una parte natural de nuestra región común. De la recuperación y el desarrollo de Afganistán depende en gran medida la solidez de la paz y la estabilidad en toda Asia Central.
El sufrido pueblo afgano sigue viviendo en condiciones de una profunda crisis humanitaria. En este contexto, los países de la región parten de la necesidad de integrar de manera gradual a Afganistán en los procesos regionales e internacionales, lo que contribuirá al desarrollo del país y al fortalecimiento de la estabilidad en nuestra amplia región.
De importancia clave es la construcción del ferrocarril transafgano, que debe convertirse en un vínculo entre Asia Central y Asia Meridional. La implementación de este proyecto creará nuevas oportunidades para el comercio, las inversiones y la conectividad del transporte, y servirá también como base para la recuperación económica de Afganistán.
Paralelamente, continúa el trabajo de asistencia humanitaria y educativa al pueblo afgano, el desarrollo de la cooperación energética y la formación de especialistas para sectores clave de la economía.
Afganistán debe convertirse en parte de un espacio común de paz y seguridad, cooperación y desarrollo, lo que responde a los intereses de todos los países de la región y contribuye a la formación de un cinturón sostenible de estabilidad en las fronteras meridionales de Asia Central.
Como ya se ha señalado, hoy Asia Central entra en una nueva fase de su desarrollo dinámico. Pasamos de la resolución de cuestiones bilaterales a la elaboración conjunta de respuestas a los principales desafíos regionales: el cambio climático, la transición energética, la seguridad hídrica y alimentaria, y el desarrollo de las tecnologías digitales. Ante nuestros países se abren nuevos horizontes de cooperación, basados en la responsabilidad compartida, la confianza mutua y una visión consensuada del futuro.
En este contexto, es necesaria nuestra respuesta colectiva a una cuestión fundamental: ¿cómo se desarrollará Asia Central en las próximas décadas?
La población de nuestra región ya supera los 80 millones de personas y, según las previsiones de la ONU, para 2050 superará los 100 millones. Asia Central es también una de las regiones más jóvenes del mundo, con una edad media de solo 29 años.
Nuestra tarea es convertir este recurso demográfico en un poderoso factor de progreso e innovación, creando condiciones para el desarrollo de los talentos y las capacidades de nuestra juventud.
Al mismo tiempo, es importante subrayar el enfoque equilibrado de nuestros países, que consiste en que el desarrollo de la interacción debe basarse firmemente en los principios de soberanía, igualdad y no injerencia en los asuntos internos. Nadie debe imponer a los países de la región modelos ajenos ni crear estructuras supranacionales.
La cooperación en Asia Central debe seguir siendo voluntaria, pragmática y orientada a resultados concretos que beneficien a los pueblos de nuestros países.
En esta etapa, nos enfrentamos a tareas clave de cuya solución dependen la sostenibilidad y la dinámica del desarrollo regional.
En primer lugar, es necesario seguir profundizando la interacción regional, fortaleciendo los mecanismos existentes y dotándolos de estabilidad y contenido práctico. En última instancia, sin instituciones regionales eficaces es imposible garantizar un desarrollo sistemático de la cooperación y una implementación de calidad de las decisiones conjuntas.
En segundo lugar, en el ámbito de la seguridad, nuestro objetivo es la formación de un potencial común para contrarrestar los desafíos y las amenazas. Es preciso continuar con las reuniones periódicas de los secretarios de los Consejos de Seguridad, así como de los responsables de los servicios especiales y de los órganos de defensa y del orden público. El principio de la «indivisibilidad de la seguridad» debe seguir siendo fundamental. Al mismo tiempo, la cooperación regional debe combinarse orgánicamente con los mecanismos internacionales existentes, formando un potencial propio para reforzar la estabilidad y hacer frente a un amplio abanico de amenazas a la seguridad de los países y de la región en su conjunto.
En tercer lugar, en el ámbito económico es importante desarrollar el comercio intrarregional, simplificar los procedimientos de cruce de fronteras y crear condiciones favorables para las inversiones mutuas. Es necesario impulsar con mayor dinamismo la cooperación industrial, formar cadenas regionales e interregionales de suministro, desarrollar zonas de comercio transfronterizo, ampliar la red de corredores de transporte y económicos, y promover proyectos conjuntos en transporte, energía, agricultura y economía digital.
Debemos prestar especial atención a la dimensión medioambiental de la cooperación: la adaptación al cambio climático, los esfuerzos conjuntos para preservar los recursos hídricos transfronterizos y la biodiversidad, así como la transición hacia energías verdes y tecnologías de bajas emisiones de carbono.
Asia Central puede y debe convertirse en una región de desarrollo ecológico sostenible y en un ejemplo de actitud responsable hacia el medio ambiente.
En cuarto lugar, la cooperación humanitaria sigue siendo una prioridad. La tarea central es el desarrollo del capital humano y el fortalecimiento de los vínculos educativos, científicos y culturales. La creación de un espacio informativo común, la mejora de la calidad de la educación y la salud, y en general el desarrollo de la esfera social —incluidos el turismo y los programas juveniles conjuntos— contribuyen directamente a fortalecer el entendimiento mutuo entre los pueblos. Cobra especial importancia la formación de una identidad regional basada en valores compartidos, cercanía cultural y una aspiración común a la prosperidad.
En quinto lugar, un ámbito importante es la elaboración de enfoques coordinados de los países de Asia Central en política exterior. En un contexto de creciente turbulencia geopolítica y de intensificación de la competencia entre los centros de poder mundial, la coordinación de las posiciones de los Estados de la región en la arena internacional se convierte en un factor de estabilidad y de protección de los intereses comunes. Sobre esta base, es necesario continuar desarrollando los formatos «Asia Central plus», que han demostrado su eficacia para establecer vínculos pragmáticos con socios clave.
En esta etapa, la tarea estratégica es desarrollar la coordinación regional y la definición de prioridades y posiciones concertadas en la cooperación con socios externos en los formatos «Asia Central plus» y en otros foros internacionales. Solo de este modo podremos dotar nuestra interacción con los principales Estados y agrupaciones del mundo de proyectos concretos que impulsen el crecimiento económico y tecnológico, así como la sostenibilidad de nuestros países y de toda la región.
Para Uzbekistán, el desarrollo de la cooperación regional no es una elección táctica, sino una línea estratégica consciente, derivada de la comprensión de nuestra responsabilidad compartida por el futuro de Asia Central.
Estamos convencidos de que, en una época de incertidumbre global, la buena vecindad, la cohesión y el apoyo mutuo constituyen el principal recurso de Asia Central. Los desafíos comunes de seguridad y las tareas de desarrollo, que serían difíciles de afrontar en solitario, pueden resolverse con éxito mediante esfuerzos conjuntos. El fortalecimiento de la confianza y la asociación responde a los intereses de millones de personas que vinculan su futuro con la paz, la estabilidad y el desarrollo de nuestra tierra común: Asia Central.
Hoy estamos sentando una base sólida para la Nueva Asia Central: una región fuerte, estable y próspera.
Los procesos que tienen lugar en nuestra región son una elección consciente e irreversible. Este camino exige no solo esfuerzos conjuntos, sino también la disposición a asumir la responsabilidad por nuestro futuro común.
Uniendo nuestras fuerzas y capacidades, resolvemos tareas compartidas y, al mismo tiempo, ofrecemos a la comunidad internacional nuestro propio modelo, probado por el tiempo y la experiencia, de cooperación pacífica y constructiva: un modelo basado en la confianza, la buena vecindad y el apoyo mutuo. Hoy, más que nunca, es importante preservar este impulso histórico, fortaleciendo todo aquello que hará de Asia Central un espacio único de paz, bienestar y prosperidad para todas las naciones y pueblos que habitan nuestra vasta región.
Shavkat Mirziyoyev
Presidente de la República de Uzbekistán